[Text in Spanish]: El artículo de Anna Segura sobre el pensamiento fílmico me ha resultado muy interesante. A mi entender, abre cantidad de vías para pensar conceptos básicos que el psicoanálisis actual mantiene un tanto olvidados.
De entrada, se me ocurre tomar algunas de las cuestiones propuestas por la autora para debatirlas, tal vez para llegar a conclusiones semejantes, seguramente para llegar a un lugar que comparto plenamente: el lugar de la pregunta abierta, dejada allí para promover la reflexión entre todos.
En primer lugar, y como tema que planea en todo el artículo, está la cuestión del pensamiento verbal. La primacía y supremacía del lenguaje sobre otros tipos de pensamiento es, a veces, una señal que nos muestra lo poco que nos hemos ocupado, como psicoanalistas, en pensar otras formas de procesamiento y elaboración de los acontecimientos de la vida.
Tomemos lo que dice la autora: «En psicoanálisis, consideramos que este tipo de pensamiento no verbal es un retoño del inconsciente que sigue las leyes del proceso primario; la palabra, en cambio, permite el proceso secundario y el pensamiento racional». Tomamos de la psicología cognitiva la idea de que existen otros pensamientos de tipo no verbal, pero inmediatamente tenemos que aclarar que están regidos por el proceso primario. Puede que no sea así; es posible que el pensamiento en imágenes o escenas pueda regirse por una serie de leyes que van más allá de la condensación y el desplazamiento. Cuando estamos frente a un dibujo de un niño en sesión, por ejemplo, nos encontramos con un material muy rico: se trata de una expresión gráfica, nos está comunicando algo. En sus dibujos, podremos apreciar repeticiones, confusiones, embadurnamientos, precisiones y hasta subrayados, por decir sólo unos cuantos fenómenos de los que podemos tomar, junto con el niño para elaborar una interpretación de lo que está sucediendo. En este caso, que tantas veces hemos podido corroborar los que trabajamos con niños, no podemos decir que la producción gráfica del niño tiene un status inferior a su producción verbal. Simplemente se trata de otro tipo de representación, que deberíamos detenernos a estudiar y profundizar. Esto forma parte de un debate más amplio: la jerarquización de los pensamientos en nuestra cultura y la ganancia que obtiene lo verbal por encima de cualquier otro modo de producción mental. Muchos analistas de niños piensan que si un dibujo no va acompañado de una asociación verbal por parte del niño, pierde cualquier importancia para el análisis; otros autores, sin embargo, han intentado ver y escuchar más acá de lo verbal, aunque al final se encuentran prisioneros del lenguaje.
Es que tal vez tenemos que partir de la base de que todos, en cuanto humanos, somos prisioneros del lenguaje, el mejor vehículo existente para comunicar y comunicarse. Esto es algo que no pongo en duda. Creo que lo que estamos tratando de entender es qué hacemos, como analistas, con ese otro tipo de expresión que puede darse en muchos sujetos.
Señala A. Segura: «¿Podemos hablar de, por lo menos, dos tipos de pensamientos conscientes-preconscientes: uno fílmico compuesto por imágenes en movimiento (representaciones acción de Widlöcher), como en el sueño, y otro verbal fundamentado en la palabra y en el dialogo interior entre los diferentes objetos o instancias de la mente? ¿Predominaría el primero en personas que sufren de un trastorno narcisista en su problemática fundamental y el segundo en aquellos que padecen conflictos predominantemente neuróticos? Los pacientes que han suscitado este artículo parecen tener en común el estar atravesando una crisis narcisista en un duelo por el yo ideal después de años de análisis, o por estar saliendo de la adolescencia y tener que habérselas con el verdadero sí mismo.»
Siempre es de agradecer el encontrarse con las preguntas que uno se hace, escritas por un colega. Me parece que hace bien A. Segura al plantearse por lo menos dos; yo agrego otra formulación a la primera pregunta, «¿…tantos tipos de […]
Nota
1. Segura, A. (1999). «El pensamiento fílmico». Intercambios, papeles de psicoanálisis. Nº 2.
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