Affection in theory and practice

[Text in Spanish]: Introducción

El cansancio atenazante sobre sus hombros y el calor abrasador de «LA FUNDICIÓN», apenas agitaban la espera del torneo… El premio era una sorpresa, como cada año; pero la confianza en que él sería capaz de ganarlo alentaba en su joven esposa, Zoe, la ilusión de poder alejarse finalmente de allí.

Contentar a su amada, y ser merecedor de tal honor, bien justificaban correr kilómetros cargando unos kilos que eran miles en sus brazos, trepar laderas de fango que volvían a su cuerpo una caricatura tormentosa… Horty lo logró por fin. Apenas tuvo tiempo de alegrarse… ¡De manos de su patrón había ganado un pasaje a Southampton para ver la partida del más fabuloso barco que hubo zarpado jamás!

Conocer el Titanic… Deseo de miles por aquel entonces, que soñaban con ver al menos aquella fastuosidad creada para el placer; jamás se le ocurrió siquiera como deseo propio. Y encima debía dejar sola a su amada, sólo para verlo partir. El espectador conoce el secreto a voces: su patrón desea aprovechar su ausencia para acercarse a la dama.

Estuvo sólo unas horas en Southampton. La noche tuvo apenas un poco de ingenua solidaridad con Marie, una camarera del Titanic que no tenía donde dormir… Sólo compartió con ella su habitación de hotel…, y lo demás fue un sueño. Al día siguiente asistió a la partida de la nave entre la muchedumbre. Sólo se acercó lo suficiente como para ver a lo lejos que alguien fotografió a la camarera… y no supo por qué quiso conservar el retrato. Demasiado poco para las expectativas de quienes esperaban ansiosos conocer sus hazañas en Southampton.

Una vez de regreso, la imagen de la foto fue la única materialidad que su fantasía necesitó para inventar la más maravillosa aventura de amor y erotismo. La sospecha de infidelidad por parte de su esposa Zoe lo incentivaría aún más a continuar esa invención. Así sus fantasías se hicieron relato, y éste se coloreaba tanto en el contenido como en la apasionada narración, mientras el auditorio embelesado se multiplicaba día a día en el bar del pueblo. Su propio deseo agregó a la historia los condimentos necesarios para convertir sus fantasías en deseo de cientos, y luego de miles que se sintieron estimulados a recrear sus propias fantasías, y vieron enriquecerse sus relaciones amorosas.

Horty lentamente se fue convirtiendo en un exitoso actor, y continuó asombrando a su público con un melodrama que crecía día a día abrevado por sus fantasías. Poco importó saber que todo había sido un invento: sus escuchas estaban recibiendo demasiado como para perderlo apenas por la realidad material.

Poco importó aún para su esposa aquella competidora de papel fotográfico, si la chispa de los celos pudo encender tanto fuego. Poco importó que apareciera un día la verdadera camarera amenazando con hacer pública la insignificante verdad (se trataba en realidad de una prostituta que aquella noche memorable hubo de planear un ardid para despojar al protagonista del dinero que jamás tuvo).

El capital de nuestro hombre era el tesoro más valioso y menos tangible que un ser humano puede poseer: el placer de sus fantasías transformado en el horizonte de su creatividad; o sea, el más auténtico pasaporte para salir de «LA FUNDICIÓN» arrolladora de la realidad.
[…]

Dr. Norberto Carlos Marucco
leave a comment

Download full text (text in Spanish)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *