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[Text in Spanish]: En un artículo publicado en esta misma revista,1 Eduardo Braier (2001) parte de la teoría de la repetición en Freud, sigue su desarrollo en los trabajos de Ángel Garma y Heinrich Racker, y propone una ampliación de las correspondientes ideas a fin de formular una teoría general aplicable al funcionamiento entero del aparato psíquico. Braier postula dos tipos de repetición, una más acá y otra más allá del principio de placer (p. 43). Esa doble repetición se enlaza, claro está, con el dualismo de las pulsiones formulado por Freud en Más allá del principio de placer2 y tiene —para Braier— un carácter estructural, ya que involucra el psiquismo entero: «es toda la estructura psíquica la que repite —o se repite» (p. 50). Formulado esto en el marco de la teoría kleiniana, tendríamos una clínica del deseo y una clínica del trauma. Desde la perspectiva lacaniana, hablaríamos más bien de una clínica del deseo y una clínica del goce. Ambas perspectivas no son para mí excluyentes; al contrario, en mi práctica siempre me he encontrado ante los tres registros: deseo, goce y trauma.
La oposición entre un más acá y un más allá del principio de placer plantea un problema de naturaleza semántica: hablar de una repetición más acá y de otra más allá, equivale a dejar el principio de placer entre las dos repeticiones. Es evidente que la intención de Braier no es ésa: en varios lugares aclara que la repetición más acá del principio de placer está a su servicio. Esto significa que el problema es también de naturaleza conceptual, ya que en realidad nos enfrentamos con tres tipos de repetición: una más allá del principio de placer, otra más acá, y una tercera a su servicio.
Es posible que al limitarse a dos tipos de repetición vinculadas con la clásica oposición entre pulsión de vida y pulsión de muerte, el trabajo de Braier muestre un exceso de simetría, y que esto se deba a la impronta kleiniana, presente tanto en Garma como en Racker; pero, ¿se justifica esa simetría a la luz de los textos de Freud, en especial de 1920 en adelante? Me parece que lo dominante en Más allá del principio de placer es una asimetría en el juego entre ambas pulsiones, sobre todo si tenemos en cuenta que recién diez años después, en El malestar en la cultura,3 ese juego aparecerá en toda su amplitud en lo social4 para mostrar que la pulsión de muerte, aunque implique obviamente aspectos destructivos, es también la que abre el espacio en el que la pulsión de vida despliega sus efectos. En suma, la relación entre las dos pulsiones y el principio de placer, como veremos en seguida, no se agota en una oposición sencilla. […]
Notas
- Braier, E., «Destructividad y repetición», Revista Intercambios, número 7, noviembre 2001, p. 41-57.
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