Elisabeth Roudinesco, historian of psychoanalysis, interviewed in La Contra de La Vanguardia,
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Roudinesco is an intellectual authority in France. Daughter of May ’68, is one of the greatest experts in the world in the history of psychoanalysis. He is a member of the Freudian School of Paris (founded by Jacques Lacan), member of the French Society of the History of Medicine, researcher at the University of Paris VII and eminent biographer of Freud and Lacan. My questions disgust him for elementals, he gets angry because I ask him to summarize Lacan in one sentence. I believe that everything is synthesizable (see E = mc2), but she can not … I let her go to the French Institute to pray, invited by the European Association of History of Psychoanalysis (www.historiapsicoanalisis.es).

Dialogue avec Élisabeth Roudinesco. Subtitulos en español. Canal Encuentro. Alejandro Dagfal. Publicado 11 set 2018

24/10/2018

“The Nazis passed, but the hatred of Freud persists”

 
Estudia usted la historia del psicoanálisis…

El psicoanálisis ha evolucionado según cada sociedad y cultura en cada momento.

¿Qué es el psicoanálisis?

Una respuesta humanista al salvajismo de una sociedad depresiva que tiende a reducir al hombre a una máquina puramente biológica, sin pensamiento ni afecto. ¡Una gran aventura individual y colectiva!

¿Colectiva?

Desvela que las sociedades se conducen por pulsiones no siempre racionales.

Ya me parecía…

Y cada individuo puede analizar sus pulsiones inconscientes y exponerlas a la luz de su conciencia: sanará neurosis y será más libre.

¿Eso pretende el psicoanálisis?

Freud fue el primero en entender que la histeria de algunas de sus pacientes expresaba represiones hondas no conscientes, corsés emocionales y sexuales que eran propios de la cultura europea de aquel momento.

Y subió al inconsciente al escenario.

Se tomó en serio los sueños como afloración del lenguaje del inconsciente mientras está durmiendo nuestra conciencia.

Los egipcios ya interpretaban sueños…

Y los hebreos, vea a José en la corte del fa­raón. Freud conocía bien los relatos del Pentateuco, el Talmud hebreo: no se quedó en lo simbólico ni teológico, entendió que detrás latían deseos escondidos. ¡Él fue más allá!

¿Y cómo llegó usted al psicoanálisis?

Mi madre se separó y reemparejó: crecí con tres progenitores, en una familia atípica, en un entorno muy proustiano…

¿Y eso enlaza con el psicoanálisis?

Mi madre era amiga personal de Lacan.

Jacques Lacan, ¿discípulo de Freud?

Así es, y fue el fundador de la escuela psico­analítica parisina.

¿Recuerda usted a Lacan?

Entraba y salía de casa. Yo no le hacía mucho caso. Era un amigo de mamá, sólo eso, y yo recelaba un poco de él, igual que mi padre.

Aquí detecto aspectos analizables…

Después me entusiasmaría su obra. Y tuve que escuchar de labios de mi madre: “¡Ya te lo decía yo, ya te decía que era genial!”.

¿A qué se dedicaba su madre?

Trataba a niños pequeños abandonados por sus padres o afectados por traumas tempranos. Lo sabía todo sobre la psique infantil.

¿Qué idea de Lacan me reseñaría?

Llevo escritos montones de libros sobre Lacan, su biografía incluida, como también la de Freud, para reducirlo todo en una línea.

Insisto, se lo pido por mis lectores.

Ya veo que es usted un periodista ignorante que me entrevista sin saber qué he escrito…

Ignorante soy: ¡ilústreme! Ayúdeme usted a divulgar ahora su visión de Lacan.

¡Qué idiotez! No banalizaré aquí a Lacan, monsieur: ¡para conocerle, hay que leerle!

¿Dejamos aquí esta entrevista, pues?

¿Sabe usted al menos que los nazis quemaron los libros de Freud? ¿Sabe que le hubiesen asesinado, si no llega a huir de Austria?

Terrible, pero…

¡Hablamos de cosas serias, monsieur! ¡No frivolicemos! El psicoanálisis ha sido ferozmente perseguido por todas las dictaduras…

Terrible, pero le pido que…

¡Los nazis pasaron, pero el odio a Freud persiste!

¿Por qué dice eso?

Es la verdad: ¡aún escandaliza mucho saber que no somos dueños de nosotros mismos!

Yo lo tengo ya asumido.

Ahora esto altera mucho a los científicos, igual que antes alteraba a los sacerdotes.

¿Compara la ciencia de hoy con la Iglesia de ayer?

Los científicos tiran el agua sucia –lo que ­está bien– con el bebé dentro –lo que está mal–: ¡incurren en fanatismo, muchos de ellos!

¿Qué les diría a esos científicos?

Que toda pretensión de dar una explicación unívoca a un fenómeno… será fallida.

Es lo que venía a preguntarle: el psicoanálisis ¿es ciencia o es arte?

Ni religión ni ciencia. ¡Jamás dogma! Este pecado ya lo cometió el psicoanálisis: creyó ser explicación única de todo. Y es un pecado que hoy está cometiendo la ciencia.

¿Debería yo psicoanalizarme?

¡No es obligatorio! Yo lo hago, para escla­recer mi inconsciente y conocerme mejor. Pero tú hazlo sólo si tienes muchas ganas. Y hazlo sólo con un muy buen psicoanalista.

Esto es cosa de ricos.

Empezó siéndolo, pero dejó de serlo en los años 60 y 70, ¡y hoy debería ser para todos!

¿Y dedicarle veinte años de mi vida?

¡No! Con dos sesiones semanales, dos años bastarán. Un psicoanálisis inacabable es tan impropio como la actual insistencia psiquiátrica en hipermedicar todas las aflicciones del alma. ¡El ser humano no es sólo química!

Gracias por la entrevista.

¡Basta de esos psicoanalistas que te tienden en el diván y que callan! Son como un burócratas ausentes. ¡Hay que hablar!

Pues si tiene algo más que decir…

Lo diré: es falso que a un niño le perjudique ser criado por una pareja homoparental. Le dañará, sólo, no haber sido amado. Y con ser muy bien amado por una sola persona, ese niño crecerá con una psique sana y salva.

Dictionnaire Amoureux de la Psychanalyse

Voyage au pays de Psyché…
La psychanalyse est l’une des aventures les plus fortes du XXème siècle, un nouveau messianisme, né à Vienne entre 1895 et 1900, au cœur de la monarchie austro-hongroise et inventé par des Juifs de la Haskala en quête d’une nouvelle terre promise : l’inconscient, la clinique des névroses et de la folie. Phénomène urbain, la psychanalyse est une révolution de l’intime, fondée sur l’actualisation des grands mythes de la Grèce antique. Elle annonce que l’homme, tout en étant déterminé par un destin, peut se libérer de ses chaînes pulsionnelles grâce à une exploration de lui-même, de ses rêves et de ses fantasmes. Une nouvelle médecine de l’âme ? Certes, mais aussi un défi au monde de la rationalité. Cette discipline étrange a été injuriée autant par les religieux fanatiques que par les régimes totalitaires ou les scientistes forcenés, soucieux de réduire l’homme à une somme de circonvolutions cérébrales. Mais elle a été aussi tristement adulée par ses adeptes qui ont souvent contribué à son abaissement à force de jargon.
Pour ce Dictionnaire amoureux, j’ai adopté le style de la leçon de choses – classer, réfléchir, distinguer, nommer – afin d’éclairer le lecteur sur la manière dont la psychanalyse s’est nourrie de littérature, de cinéma, de théâtre, de voyages et de mythologies pour devenir une culture universelle. J’ai donc traversé des villes et des musées, rencontré des personnages et des thèmes qui me sont familiers et que j’aime particulièrement. De Amour à Zurich, en passant par Animaux, Buenos Aires, La conscience de Zeno, Le deuxième sexe, Sherlock Holmes, Hollywood, Göttingen, Jésuites, La lettre volée, Marilyn Monroe, New York, Paris, Psyché, Léonard de Vinci, etc., on trouvera ici une liste infinie d’expériences et de mots qui permettent de tracer l’histoire et la géographie de cette aventure de l’esprit en permanente métamorphose.

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