[Text in Spanish]: Los pacientes que hoy vemos en nuestra consulta, que entre perplejos y angustiados, se perciben «vacíos», «extrañados», «transparentes», nos inducen a renovar los conceptos operativos, para lograr dar respuestas terapéuticas a sus angustias, a la vez que intentamos desarrollar las conceptualizaciones teóricas que dan cuenta de estos fenómenos, tan corrientes cuanto inefables.
Los escritos de D. Winnicott son especialmente pertinentes para esta tarea. Tomándolos como puntos de partida, me propongo pensar al encuadre y a la interpretación como tubos comunicantes, de acuerdo al nivel de salud mental alcanzada por el paciente. La utilización del encuadre como instrumento terapéutico es inversamente proporcional al nivel de la madurez psíquica ostentada por quien se encuentra en tratamiento: cuanto más tardía es la problemática (que abarca las neurosis, los trastornos que llamaremos profundos) más silencioso será, dejando que la interpretación ocupe el primer plano en el tratamiento. La función del encuadre, especialmente su constancia y permanencia, adquirirá una relevancia particular en el otro extremo de la serie psicopatológica, en las patologías de origen temprano (borderlines, psicosis, neurosis graves).
Carlos D. Nemirovsky leave a comment