[Text in Spanish]: El fanatismo y el fundamentalismo, tal como se expresan en las conductas fanáticas y fundamentalistas y en sus diversas manifestaciones y consecuencias, son generalmente considerados como el origen y el caldo de cultivo de la violencia, especialmente de la violencia terrorista. Mi aproximación al tema hay que situarla en la perspectiva de mi experiencia profesional y está encuadrada en los fundamentos teóricos del concepto psicoanalítico de narcisismo que se maneja en la práctica psicoanalítica. Entiendo por violencia el uso indebido o ilegal de la fuerza, física o moral, ya sea directa o indirectamente. El terrorismo es un caso particular de violencia mediante el uso del terror indiscriminado con fines políticos o económicos al estilo mafioso. Partiré de una concepción del fanatismo como actitud mental, del fundamentalismo como fenómeno social y del narcisismo como fenómeno psicológico. Desde mi punto de vista, el narcisismo constituye el núcleo básico de una serie de organizaciones personales y grupales similares, como el fundamentalismo y el fanatismo y también el racismo, el integrismo, el colonialismo, el cruzadismo y todos los dogmatismos en general, incluidos los cientifismos y los psicologismos. El narcisismo y todos los ismos derivados del mismo no son conceptos psicológicos abstractos: se refieren siempre a actitudes y conductas mentales y relacionales —personales e interpersonales— que podrían quedar incluidas dentro de un concepto clínico más amplio como organizaciones defensivas de la personalidad. Como organizaciones defensivas de la personalidad, todos estos ismos participan de un grado patológico de narcisismo que se refleja en la sobrevaloración y exaltación del propio yo y de la identidad grupal —nacional, social o religiosa— junto a un desprecio hostil hacia los demás, los diferentes, los otros. Las distintas organizaciones defensivas de la personalidad toman su nombre del estilo defensivo y relacional que las estructura —organización psicótica u organización neurótica de la personalidad, por ejemplo— y se subclasifican según la conducta defensiva preponderante: fóbica, obsesiva, maníaca, esquizofrénica… En el caso que nos ocupa ahora hablaremos básicamente de organizaciones narcisistas de la personalidad, que se dividirán según el rasgo que más las caracterice; más centradas unas en la sobrevaloración y exaltación del yo o self individual (narcisismo propiamente dicho) y otras en la sobrevaloración y exaltación del grupo propio, (fundamentalismos, integrismos, racismos, etc.), aunque el eje de su organización interna sea siempre el narcisista. La tendencia a la identificación proyectiva y a la indiferenciación propia del carácter narcisista de la organización de la personalidad hace que el yo se confunda expansivamente con el grupo de pertenencia idealizado y que las amenazas al grupo se vivan como amenazas a la integridad del propio yo (self).
El eje narcisista de la organización de la personalidad se constituye siempre sobre un trípode fundamental: autoidealización, desprecio del otro y escisión de la personalidad. Lo encontraremos en todas las organizaciones narcisistas, tanto si nos referimos a organizaciones de la personalidad (psicológicas) como a organizaciones grupales (sociales) o a organizaciones tan patológicas como las psicosis. Un individuo que desarrolle una organización racista de la personalidad, por ejemplo, tendrá un sentimiento de superioridad innata respecto de los individuos de otras razas, a quienes despreciará; y cuanto más se afiance en su superioridad y en el desprecio y denigración de los otros, más escindido estará, puesto que la inflación de su yo se organiza y se refuerza mediante la proyección, o sea, colocando más y más en el otro sus propios aspectos despreciables no asumidos. Es como poner la viga en el ojo ajeno para no ver la paja en el propio. Así, el otro, el diferente, el despreciado y denigrado, está representando inconscientemente toda la parte despreciable y despreciada del self, alienado por proyección. La personalidad queda escindida y disociada: lo bueno dentro, formando parte del yo narcisista; lo malo fuera, formando parte del otro, del diferente y despreciado. En el ojo ajeno la viga, la mentira; en […]
Dr. Víctor Hernández Espinosa leave a comment