[Text in Spanish]: La articulación entre la literatura y el psicoanálisis es un asunto ya clásico que se puede abordar desde diversas perspectivas. En una época se produjo cierto abuso del llamado psicoanálisis aplicado al estudio de obras literarias con el fin de profundizar en la supuesta patología del autor de las mismas y/o en su estructura psicológica. Una orientación diferente, y bastante más interesante, es aquella en la que más bien podríamos decir que se aplica la literatura al psicoanálisis y no al revés. Freud siempre insistió en que los poetas y los artistas van por delante de la teoría psicoanalítica, son portadores de un saber anticipado. Por ello recomendaba el estudio de la literatura universal como una de las dimensiones de la formación del analista.
Al margen de si el escritor se psicoanaliza en alguna época de su vida o no lo hace nunca, se pueden pensar ciertas analogías entre la posición del que escribe y la del que se analiza. En ambos casos se trata de un trabajo pormenorizado con el lenguaje, con diferencias, por supuesto, pero con semejanzas también.
Escribir es un síntoma, pero ¿y qué que lo sea? Para el psicoanálisis orientado a través de Freud y de Lacan, decir de algo que es un síntoma no implica considerarlo necesariamente como algo a combatir o hacer desaparecer. Hay buenos síntomas, modos en los que el sujeto se las apaña de manera excelente para cifrar el goce y soportar mejor el dolor de existir.
Las palabras y las letras nos humanizan. El hombre y la mujer son humanos por su ser de palabra, que se ha constituido a través de los significantes que se han ido inscribiendo desde nuestros primeros balbuceos como cachorros en el campo del Otro. En catalán existe una bella palabra que designa a aquellos que son amantes de cultivar las letras: lletraferits, es decir heridos por la letra. En realidad, en el fondo, todos somos lletraferits en un sentido estructural, puesto que todos recibimos marcas simbólicas desde nuestro nacimiento, o incluso antes, aunque más tarde unos se dediquen intensamente a dar vueltas creativas alrededor de esa herida y trabajar con ella, y otros la cubren con mayor o menor fortuna.
El padre del psicoanálisis, casi al final de su vida, en una curiosa entrevista con Giovanni Papini, afirmó que su sueño había sido siempre el de ser «un hombre de letras aunque fuese bajo la apariencia de un médico». Sin lugar a dudas, consiguió realizar parcialmente ese sueño.
Todo lo anterior viene a cuento porque tengo la satisfacción de presentar a los lectores de nuestra revista un artículo de mi buen amigo Carlos Rey que lleva por título «Las otras lecturas de Freud».
Carlos Rey, psicólogo clínico y psicoanalista, desarrolla en dicho texto diversas cuestiones que parten de las lecturas literarias de Freud y giran en torno a lo que él mismo destaca como un punto de intersección entre la literatura y el psicoanálisis: el desvelamiento de los enigmas de la condición humana. Lo hace, además, pertrechado de abundantes citas y, sobre todo, con un estilo que demuestra su amor por la letra escrita y al que ya nos tiene acostumbrados desde hace años en los magníficos artículos con los que colabora regularmente en la revista del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña.
Manuel Baldiz leave a comment