[Text in Spanish]: Voy a intentar responder a algunas preguntas que me hizo Silvio Sember en el número 16 de Intercanvis; también efectuaré algunos comentarios a propósito de determinados temas que trae a colación. Lamento no haber podido llegar a tiempo para poder incluir el presente escrito en el número anterior, con lo que queda alejado un año —que no es poco— de la fecha de publicación del texto de Silvio; pero los lectores interesados siempre podrán consultar este último, así como otros escritos que iré citando, incluidos en diferentes números de esta revista.
Respecto de lo que escribí en la revista acerca de los juicios difamatorios en torno a la obra y/o de la persona de Freud (y que a menudo, agrego ahora, se extienden al psicoanálisis en general): insisto en que se leen y escuchan con mayor frecuencia de un tiempo a esta parte, pero no creo esto constituya meramente un hallazgo o interpretación personal mía sino que se trata de un hecho que considero muchos de nosotros tenemos ocasión de comprobar. Recordemos, por ejemplo, sin ir más lejos, algunos funestos artículos de periódicos, publicados el año pasado con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Freud; pero todo esto viene desde bastante antes (si bien es indudable que muchos de los actos con que se celebró tal evento nos han reconfortado).
Ahora bien, en lo que atañe a tales juicios difamatorios, en ningún momento hago referencia alguna en mi nota a artículos aparecidos en Intercanvis, intención que en una parte de lo que me responde Silvio parece atribuirme, contradiciéndose así con lo que al principio de su comentario señala críticamente: que hago mención «de forma genérica e imprecisa» de las opiniones difamatorias acerca de la obra freudiana. En realidad esta última apreciación de Silvio es la correcta, dado que no entré en detalles (sólo hablo allí de «varios países» en los que esto viene sucediendo; menciono países, no artículos ni revistas). Es que en esa ocasión no me interesó detenerme especialmente en este punto, al que en mis comentarios a Guillermo Mattioli sólo dedico unas líneas finales, más allá de la importancia del tema, siendo uno de los muchos que comento en relación con el texto de Guillermo.
En cuanto a los artículos de la revista que he leído: en efecto, no he encontrado nada en torno a opiniones de este tenor, y otros me quedan por leer; me gustaría poder hacerlo pronto pero, como le pasa a muchos, distintos compromisos, prioritarios, me han forzado a posponer momentáneamente esta tarea. Sólo habiendo leído lo que me resta estaría en condiciones de emitir una opinión al respecto (por ahora, no puedo negar ni tampoco afirmar que pudiera existir tal cosa en algún artículo de Intercanvis); por otro lado, en aquella misma nota he reconocido y agradecido ya la dedicación de nuestro compañero Mattioli, que leyó muchos de los artículos de la revista, antes de poder emitir sus fundadas reflexiones.
Pero tengo que decirte, Silvio (a partir de aquí me dirigiré a quien me ha convocado a este debate, aunque esta nota esté destinada, naturalmente, a todos los lectores de la revista), que es cierto que en Intercanvis, puestos a ver, también encuentro algunas referencias, aunque no se trate exactamente de artículos, directamente vinculadas al asunto que estamos debatiendo. Vayamos allá sin rodeos, puesto que también me pides que mencione algún artículo o libro de cualquier procedencia y que, tal como he señalado anteriormente, sea en mi criterio difamatorio respecto de Freud y/o su obra, inconsistente y de fines espurios. Puedo nombrarte el libro de Louis Breger denominado Freud, el genio y sus sombras, procedente de EE.UU. Pese a haber suscitado un elogioso comentario de Ramón Riera en nuestra revista, esta biografía de Freud reúne a mi entender las características citadas y que por tales mereció una, en mi opinión, consistente crítica de nuestro compañero Luis Sales. En realidad, cuando en los comentarios a Mattioli digo que hago causa común con Sales (y también con Oriol Martí), aludo a algo que ya Mattioli había traído a colación en […]
Eduardo Braier leave a comment