Uno de los hechos que me hizo decidir volcar en un papel estas ideas y que desearía discutir con Uds., es que en el 150 aniversario del nacimiento de Sigmund Freud, a pesar o porque se siga estudiando, creando, investigando y difundiendo el psicoanálisis, se lancen ataques contra él, con más fuerza que en otros tiempos.
Se habla de «La muerte del psicoanálisis», «La muerte de Freud», «Crisis de y en el psicoanálisis», etc. Frente a estos hechos, sin negar que haya un cambio en el tipo de demanda y una dificultad en la aceptación de la propuesta de tratamiento en los pacientes que nos consultan, debemos preguntarnos por donde pasa esta crisis, aceptando que exista. ¿Pasa por y en el psicoanálisis? O, ¿pasa por y en la cultura actual?
Antes de seguir adelante, se vuelve necesario definir el concepto de crisis.
crisis: (Según Joan Corominas, en su diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid: 1994) mutación grave que sobreviene en una enfermedad para mejoría o empeoramiento, momento decisivo en un asunto de importancia. Del latín, crisis. Tomado del griego, yo decido, separo, juzgo.
En cuanto al concepto de cultura, tomaré como referencia la definición de Freud en «El porvenir de una ilusión». En dicha obra refiriéndose a la cultura humana él la define como:
todo aquello en lo cual la vida humana se ha elevado por encima de sus condiciones animales y se distingue de la vida animal [omito diferenciar entre cultura y civilización], muestra al observador, según es notorio, dos aspectos. Por un lado abarca el saber y el poder hacer que los hombres han adquirido para gobernar las fuerzas de la naturaleza y arrancarle bienes que satisfagan sus necesidades, por otro comprende todas las normas necesarias para regular los vínculos recíprocos entre los hombres y en particular, la distribución de los bienes asequibles.
Aunque estos dos aspectos no son independientes entre sí, cuando me refiera a la cultura tomaré el segundo de ellos, sobre todo en lo que atañe a las normas necesarias para regular los vínculos recíprocos, y también a los vínculos de los hombres con ellos mismos.
Comenzaré por formular una pregunta que hoy, quizás más que nunca, resulta pertinente respondernos ¿Está en crisis el psicoanálisis?
Para responder a este cuestionamiento es necesario que haga una sucinta reseña histórico-científica sobre la evolución de nuestra ciencia a partir de 1895, fecha en que se publican los «Estudios sobre la histeria» hasta nuestros días.
Luego de los estudios sobre la histeria, Freud publica en 1900 «La interpretación de los sueños». De este libro en seis años sólo se venden 351 ejemplares, y no se reedita hasta 1909. Desde entonces al día de hoy, no podría darles un número de cuantas reediciones y traducciones se han publicado, pero todos sabemos que son innumerables.
También es incalculable, el número de publicaciones de otros autores.
Desde Freud a nuestros días los analistas trabajamos con la interpretación como herramienta fundamental de nuestra práctica clínica, sin restar importancia a las intervenciones no interpretativas, que aplicadas adecuadamente pueden ser herramientas también útiles; me refiero a las señalizaciones, construcciones, etc.
Comenzaré con una síntesis del desarrollo del concepto de interpretación. En un principio Freud emplea la interpretación para hacer surgir los recuerdos patológicos inconscientes (terapia catártica). Su técnica evoluciona a partir del descubrimiento y la definición de los conceptos de: conflicto, inconsciente, sexualidad infantil, fijación, fantasma, narcisismo, adoptando una actitud detectivesca. Tal como un Sherlock Holmes que fuera en pos del descubrimiento, y del modo de funcionar del aparato psíquico. Y concomitantemente a estos descubrimientos va modificando su técnica. […]
Roberto M. Goldstein déjale un comentario