El artículo trata de algunos factores curativos de la relación terapéutica donde la herramienta básica no es la interpretación, ni el valor simbólico de la palabra, sino aspectos que tienen que ver con momentos de genuina espontaneidad, priorizando el ambiente o clima relacional. Se hace mención a la riqueza y utilidad terapéutica de aquello que, inesperadamente, ocurre entre los participantes de la díada clínica y que contribuye al establecimiento de un vínculo real que, quizá, pueda correr la suerte de simbolizarse. Se aborda también cómo se suele hacer referencia a estos aspectos en los espacios de intercambio informales entre profesionales (espacios de descanso o espacios comunes) y no tanto en supervisiones, sesiones clínicas o seminarios y congresos.
Palabras clave
Psicoanálisis, psicoterapia, experiencia nueva, vínculo, relación terapéutica, interpretación, cuidado
Texto
Entiendo que dicha toma de conciencia no es ya, o no de forma central, la de su función como traductor del inconsciente del paciente a partir de la interpretación, sino como alguien que bascula, sin solución de continuidad, entre un fuera-dentro de la sesión; el analista observa lo que pasa en esa relación, desde fuera, pero involucrado intensamente en ella; está dentro y fuera a la vez, pendiente de la díada-vincular que se va construyendo entre ambos. Pues casi como si fuera juez y parte.
Este modelo supone un deslizamiento de la función interpretativa del analista, donde prima el dar con cierta verdad inconsciente del paciente, a una actitud que prioriza, fundamentalmente, el establecimiento de una atadura simbólica entre ambos; en el sentido de convertirse, el uno para el otro, como objetos internalizados significativos. Objetivo ineludible, aunque no de forma exclusiva, con aquellos pacientes que, por los avatares de su propia historia de vida, no han podido simbolizar la trama vincular.
En una ocasión una colega me describió una entrevista con el padre de un paciente de dieciséis años, con grandes dificultades para establecer vínculos El progenitor se mostraba esperanzado, tanto como extrañado, del afecto y respeto que su hijo sentía por la terapeuta. Mi compañera me comentó una de las respuestas que le dio al padre: «durante un tiempo seré como una más de la familia, pero diferente». […]
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