No conocía a Carlos Baró ni sus publicaciones cuando se comunicó conmigo para solicitarme que prologara su nuevo libro Clínica de la heterogeneidad. Nuestra primera conversación hizo que aceptase su solicitud sin siquiera haberlo leído. Pese a la rapidez de mi respuesta, no fue una decisión a ciegas: la amena conversación telefónica, los comentarios sobre su formación psicoanalítica, sus recorridos teóricos y clínicos, el relato que hizo acerca de las principales ideas de la obra y —por qué no decirlo— su título, me resultaron muy sugerentes y facilitaron esa decisión. Ahora –después de su lectura y de otros libros suyos mi voto de confianza se vio ampliamente recompensado. El autor ha sabido desgranar con lucidez y precisión, tanto desde la perspectiva teórica como clínica, sus ideas sobre las características de la subjetividad contemporánea, de las condiciones en que se despliega hoy en día nuestro oficio de analista y las demandas de asistencia novedosas que recibimos.
Carlos Baró es médico, psicoanalista y Doctor en Psicología Social. Llevó a cabo una experiencia psiquiátrica en el Servicio de Psicopatología del Hospital Evita (Lanús, Provincia de Buenos Aires, Argentina) que fundó el Dr. Mauricio Goldenberg y que luego dirigió el Dr. Valentín Barenblit. Trabajó en el Centro Psicoanalítico Mansilla y en otras instituciones de la ciudad de Buenos Aires en tareas asistenciales y de docencia. Fue profesor adjunto durante más de diez años en el Departamento de Psicología Clínica de la Universidad J. F. Kennedy. Ha escrito los siguientes libros: Sujeto y lazo social (2011), Una práctica expuesta (2013) y el ya mencionado Clínica de la heterogeneidad (2016), todos ellos publicados por Psicolibro ediciones,Buenos Aires. Es codirector del grupo psicoanalítico «Humo y cristal».
El artículo que leerán a continuación, más allá del valor intrínseco de su contenido —analiza con detalle las múltiples causas de la violencia— es especialmente interesante porque induce al lector a reflexionar sobre el tema y a obtener sus propias conclusiones. Nos muestra que Carlos Baró no solo es un psicoanalista sensible a los dictados de la clínica sino y también a la realidad sociocultural de nuestra época.
Víctor Korman déjale un comentario