Nuevamente se me da la oportunidad, placentera para mí, de presentar un trabajo de Luis Kancyper.
Luis Kancyper es médico, psicoanalista, miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, profesor titular y ex secretario científico de la misma.
Ha dado cursos, conferencias y supervisiones, en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Uruguay, como así también, en España, Italia e Israel.
Autor de numerosos artículos clínica, metapsicología y técnica psicoanalíticas, publicados en las principales revistas internacionales de psicoanálisis.
Sus libros han sido traducidos a varias lenguas. Estos son: Jorge Luis Borges o el laberinto de Narciso, Jorge Luis Borges o la pasión de la amistad, Resentimiento y remordimiento y La confrontación generacional, los dos últimos presentados en Barcelona. Su libro más reciente El complejo fraterno acaba de ser traducido al italiano y al portugués.
Desde siempre, en todos sus trabajos, Kancyper ha demostrado un gran conocimiento sobre la teoría del narcisismo y la pulsión de muerte, y ha ido haciendo sus propias aportaciones. Sus trabajos se caracterizan entre otras cosas por la articulación entre la teoría y la práctica clínica y, como en este artículo, el psicoanálisis aplicado, sin quedarse en el mero teoricismo, lo que hace muy grata y didáctica la lectura.
Esta vez Kancyper nos brinda un trabajo, tomando un cuento de Jorge Luis Borges, de quien es, como ya sabemos por sus libros, asiduo lector y excelente conocedor.
La memoria de Shakespeare es un cuento crepuscular del último Borges. Cuento escrito al final de su vida, que irradia sobre su obra anterior la luz fría de un astro que se apaga.
En este escrito a los 81 años de edad, Borges describe con sencillez hechos portentosos.
Nos permite, por un lado, vislumbrar retroactivamente el peso determinante de la creencia de «El hijo-pueblo elegido» en la realidad psíquica de los individuos y de las masas.
Por otro lado, nos propicia la revisión psicoanalítica de los siguientes temas:
- El rol de los factores preedípicos y edípicos en la vida psíquica normal y patológica
- El Edipo en el mito y en la tragedia
- El Edipo borgeano
- Neurosis a predominio dual
- El lugar del padre y su diferente tipología en la cartografía borgeana
Kancyper señala que si bien prevalece a lo largo de toda la obra de Borges la figura central de la simbiosis padre-hijo; también hallamos en ella otros campos dinámicos intergeneracionales signados por relaciones menos narcisistas, y en los que prevalecen padres que han alcanzado a procesar, en cierta medida, sus propios duelos de omnipotencia, inmortalidad y especularidad en la dimensión parento-filial. Porque así como los padres son necesarios para que el niño acceda a configurar su propia estructura edípica, también son necesarios los hijos para que los padres, a través de un gradual y laborioso trabajo de elaboración psíquica, logren desasirse de la desmesura del originario poder parental por ellos detentado.
Desarrolla con amplitud el concepto de la relación preedípica con el padre y la denomina simbiosis padre-hijo como una relación centáurica, fusional y ambigua; fase necesaria y estructurante en el desarrollo humano, para que hijo logre el desasimiento de la primera simbiosis con la madre y acceda a la configuración y elaboración de la situación edípica.
Según Kancyper, «la relación centáurica es una constelación binaria idealizada e indiscriminada en la que el padre funciona como la cabeza y torso de un humano y el hijo lo continúa con el cuerpo de un fabuloso caballo y viceversa. «Entre ambos conforman un nuevo ser, con un cuerpo fusional y protésico intercambiable en permanente expansión, armable y desarmable como un puzzle» (Aragonés, 2004)».
El centauro representa a «un ser divino terioantropomórfico (de forma bestial y humana)» (Goux), ser sobrenatural que puede realizar un acto sagrado: el de liberar al hijo del cautiverio materno.
Los invito a su lectura, asegurando que se les hará grata y saldrán enriquecidos.
Roberto M. Goldstein déjale un comentario